Nada (5ª parte)
...la Nada volvió a hablarle.
- Escúchame. Seca tus lágrimas y escucha lo que voy a decirte.
El hombre escuchó. Cerró sus ojos con rabia para frenar las lágrimas, miró cara a cara a la Nada, si es que la Nada puede tener cara, y entonces ésta le dijo:
- ¡Bien! ¡Eso es! Haz que esa rabia crezca en tu interior. Que se propague por todo tu ser cual luz al colarse en una habitación oscura. ¡Siente rabia! ¡Rabia! Rabia por todos los que te han fallado. Por cada lágrima derramada en vano. Por cada vez que te has mordido la lengua cuando alguien te hacia daño. ¡Siente rabia! No dejes nada en tu interior que no haya sido tocado por la rabia. ¡Siéntela!
Y el hombre la sintió. Sintió rabia como nunca la habia sentido. Notó como el dolor de su interior estalló en llamas al convertirse en odio. Del pozo de su dolor nació la llama de su odio, de esa llama un ave fenix renació alzando el vuelo de sus cenizas. Para sepultar en el olvido, en la hoguera del odio, todo lo que una vez le hizo sufrir. Sus ojos ya no lloraban, su rabia había secado cualquier rastro de lágrimas.
Ahora ya no estaba postrado en el suelo, ahora ya no lloraba. Ahora se encontraba mirando de frente, apretando los puños con fuerza. Tenia los músculos en tal tensión, que a pesar de llevar muchisimo tiempo ya de puntillas, con los pies y los brazos completametne extendidos y en tensión, no se daba cuenta de que se estaban agarrotando del esfuerzo... Su rabia crecía y crecía.... consumía todo su interior. Tal era la fuerza de su rabia que la Nada retrocedió un poco para dejarle sitio.
Fue entonces cuando...
... el hombre gritó.
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